Posiblemente uno de los veranos más esperados de toda nuestra vida. Vamos a empaparnos de aire, que todo lo remueve. De mar, que todo lo limpia. De tierra, que todo lo arrastra y de sol, que todo lo purifica. Así vamos a renovarnos por dentro y por fuera!!!
Estamos inmersos en la estación del sol por excelencia, toca dejarnos acariciar el cuerpo entero o casi entero, por los elementos naturales. Atrás quedaron las ropas de abrigo, incluso las de “por si acaso hace fresco”. Los días son mucho más largos. Esto invita a planear infinidad de cosas, sin importar que caiga la noche, ya que la temperatura invita incluso a respirar el aire fresco observando el cielo limpio y estrellado.
Flores y más flores…
Las flores sacan a relucir que la planta ya ha madurado, ofreciendo su néctar a las abejas y otros animales que de ellas también se nutren.
Las flores tomadas en infusión nos ayudan a sacar lo que ya somos, a expresar lo que ha estado “cocinándose” y es hora de demostrar, por eso el verano es la época más propicia para sacar, para liberar y expandir a los cuatro vientos lo que somos realmente.
La naturaleza nos ofrece flores de todos los colores: Blancas, amarillas, rojas, azules, verdes y violetas en otro tanto sinfín de tonalidades y de mezclas que las hacen maravillosas. También las hay de diversas formas, racimosa, en espiga, cabezuela, etc.
Aunque parezca que son meramente decorativas, las flores compiten y se esfuerzan en atraer al insecto que reparta sus esporas y que las polinice. Así aseguran la continuidad de la especie.
Además de por su color, las flores se distinguen por su morfología y sus inflorescencias.
Las frutas y las hortalizas de fruto, nacen precedidas de una flor, pequeña o grande, de formas diversas y algunas deliciosas preparadas en la cocina.
Flores amarillas:
Agrimonia, florece a partir de mayo hasta octubre, flores de color amarillo y dispuestas a lo largo de un tallo. Perfecta decoración para cualquier pastel o bizcocho casero. Hipérico, florece entre mayo y septiembre, flores de color amarillo pero que tiñen de color rojo los dedos con los que se recogen y el aceite donde se maceren sus flores. Perfecta para aliñar ensaladas o purés y aplicar en heridas y quemaduras. Diente de león, florece a partir de marzo hasta octubre, flores de color amarillo que se pueden añadir a la ensalada o preparar una deliciosa jalea para desayunar con tostadas de pan, o tomar una cucharadita pequeña, todo un vicio. Meliloto, florece de junio a septiembre, siendo una planta bienal. Esta planta al secarse despide un fuerte aroma avainillado y sus flores secas y molidas, se utilizan como la canela.
Flores azules:
Borraja, florece desde abril hasta septiembre, de color azul en su mayoría, se pueden comer con queso fresco o en ensaladas o infusionar sus flores para aprovechar sus cualidades calmantes y suavizantes. Verbena, florece entre junio y septiembre y sus flores van desde el azul hasta el lila. Las flores tienen un sabor amargo y especiado que van genial decorando la ensaladilla rusa.
Flores blancas:
Ulmaria, o reina de los prados, florece entre mayo y agosto, y desde siempre se han utilizado sus flores para aromatizar el hidromiel. También se pueden preparar mermeladas con ellas, incluso comerlas rebozadas. De sus yemas florales derivaron y aislaron el ácido acetilsalicílico, o lo que es lo mismo, la aspirina. Collejas, florecen entre abril y septiembre, antiguamente se vendían en el mercado y sus flores se comen crudas, con pasta o en sopas, resultando de sabor deliciosas y llenas de vitaminas.
Flores rojas:
Amapola, florece de abril a julio. Los pétalos rojos se pueden comer en ensalada o ensaladilla en fresco. ¿Has probado rebozar sus pétalos?. Trébol rojo, florece de mayo a septiembre. Las flores se separan para esparcirlas en las ensaladas o con las verduras una vez emplatadas. De sabor dulzón, creo que no hay nadie que no las haya probado en alguna excursión…¿tu no? Pues ya tienes una cosa nueva, rica y vitamínica para experimentar en tu próxima salida al campo.
Flores violetas:
Malva, florece de junio a octubre, sus apetitosas flores son un ingrediente de primera magnitud para preparar una ensalada fresca de verano. Hierba de San Roberto, Muy común en los montes y caminos, florece entre mayo y octubre. El sabor de las flores es más suave que el resto de la planta y se pueden condimentar con ellas todo tipo de platos, especialmente recomiendo en los arroces. Ortiga muerta, nada que ver con la conocida ortiga que pica, ésta se pueden añadir sus flores a los condimentos para las parrilladas. No os preocupéis al coger sus flores, ya que ésta ortiga no pica.
Flores naranjas:
Capuchina, florece desde abril hasta octubre y sus colores van desde el amarillo hasta el naranja y el rojo. Las flores son de un sabor picante similar al berro o también me recuerda al rabanito. Sus flores en ensalada son útiles para estómagos doloridos por ventosidades. Flor del calabacín, de color naranja-amarillento, quizás de las flores más exquisitas que he probado. Se rebozan con harina y huevo y se fríen. Excelente primer plato o entrante cargado de vitalidad.
Flores para cocinar:
Las flores, las hojas, los tallos y las raíces de la mayoría de plantas de nuestro entorno, han sido y son utilizadas en los fogones de nuestras casas. Os animo a que sin abusar, respetando la cantidad recogida, y siempre con el máximo respeto por el resto de la planta y del entorno, os animéis a decorar, probar y experimentar con las flores y con sus diferentes sabores y texturas.
De postre:
Os deseo un verano lleno de color, de expansión, de risas, y florido, muy florido. Que toda la energía recogida durante el invierno y acumulada aún en los meses primaverales, se desborde por los cuatro costados, que no se desaproveche la ocasión y que para cuando llegue el otoño, que será el próximo número de ésta, vuestra revista vida natural, volváis la vista hacia atrás y recordéis con una sonrisa todo lo vivido, lo gastado y lo aprovechado. Feliz verano!!!
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