El verano ya llegó…

por | Jun 22, 2021 | 0 Comentarios

Posiblemente uno de los veranos más esperados de toda nuestra vida. Vamos a empaparnos de aire, que todo lo remueve. De mar, que todo lo limpia. De tierra, que todo lo arrastra y de  sol, que todo lo purifica. Así vamos a renovarnos por dentro y por fuera!!!

Estamos inmersos en la estación del sol por excelencia, toca dejarnos acariciar el cuerpo entero o casi entero, por los elementos naturales. Atrás quedaron las ropas de abrigo, incluso las de “por si acaso hace fresco”. Los días son mucho más largos. Esto  invita a planear infinidad de cosas, sin importar que caiga la noche, ya que la temperatura invita incluso a respirar el aire fresco observando el cielo limpio y estrellado.

Flores y más flores…

Las flores sacan a relucir que la planta ya ha madurado, ofreciendo su néctar a las abejas y otros animales que de ellas también se nutren.

Las flores tomadas en infusión nos ayudan a sacar lo que ya somos, a expresar lo que ha estado “cocinándose” y es hora de demostrar, por eso el verano es la época más propicia para sacar, para liberar y expandir a los cuatro vientos lo que somos realmente.

La naturaleza nos ofrece flores de todos los colores: Blancas, amarillas, rojas, azules, verdes y violetas en otro tanto sinfín de tonalidades y de mezclas que las hacen maravillosas. También las hay de diversas formas, racimosa, en espiga, cabezuela, etc.

Aunque parezca que son meramente decorativas, las flores compiten y se esfuerzan en atraer al insecto que reparta sus esporas y que las polinice. Así aseguran  la continuidad de la especie.

Además de por su color, las flores se distinguen por su morfología y sus inflorescencias.

Las frutas y las hortalizas de fruto, nacen precedidas de una flor, pequeña o grande, de formas diversas y algunas deliciosas preparadas en la cocina.

Flores amarillas:

Agrimonia, florece a partir de mayo hasta octubre, flores de color amarillo y dispuestas a lo largo de un tallo. Perfecta decoración para cualquier pastel o bizcocho casero. Hipérico, florece entre mayo y septiembre, flores de color amarillo pero que tiñen de color rojo los dedos con los que se recogen y el aceite donde se maceren sus flores. Perfecta para aliñar ensaladas o purés y aplicar en heridas y quemaduras. Diente de león, florece a partir de marzo hasta octubre, flores de color amarillo que se pueden añadir a la ensalada o preparar una deliciosa jalea para desayunar con tostadas de pan, o tomar una cucharadita pequeña, todo un vicio. Meliloto, florece de junio a septiembre, siendo una planta bienal. Esta planta al secarse despide un fuerte aroma avainillado y sus flores secas y molidas, se utilizan como la canela.

Flores azules:

Borraja, florece desde abril hasta septiembre, de color azul en su mayoría, se pueden comer con queso fresco o en ensaladas o infusionar sus flores para aprovechar sus cualidades calmantes y suavizantes. Verbena, florece entre junio y septiembre y sus flores van desde el azul hasta el lila. Las flores tienen un sabor amargo y especiado que van genial decorando la ensaladilla rusa.

Flores blancas:

Ulmaria, o reina de los prados, florece entre mayo y agosto, y desde siempre se han utilizado sus flores para aromatizar el hidromiel. También se pueden preparar mermeladas con ellas, incluso comerlas rebozadas. De sus yemas florales derivaron y aislaron el ácido acetilsalicílico, o lo que es lo mismo, la aspirina. Collejas, florecen entre abril y septiembre, antiguamente se vendían en el mercado y sus flores se comen crudas, con pasta o en sopas, resultando de sabor deliciosas y llenas de vitaminas.

Flores rojas:

Amapola, florece de abril a julio. Los pétalos rojos se pueden comer en ensalada o ensaladilla en fresco. ¿Has probado rebozar sus pétalos?. Trébol rojo, florece de mayo a septiembre. Las flores se separan para esparcirlas en las ensaladas o con las verduras una vez emplatadas. De sabor dulzón, creo que no hay nadie que no las haya probado en alguna excursión…¿tu no? Pues ya tienes una cosa nueva, rica y vitamínica para experimentar en tu próxima salida al campo.

Flores violetas:

Malva, florece de junio a octubre, sus apetitosas flores son un ingrediente de primera magnitud para preparar una ensalada fresca de verano. Hierba de San Roberto, Muy común en los montes y caminos, florece entre mayo y octubre. El sabor de las flores es más suave que el resto de la planta y se pueden condimentar con ellas todo tipo de platos, especialmente recomiendo en los arroces. Ortiga muerta, nada que ver con la conocida ortiga que pica, ésta se pueden añadir sus flores a los condimentos para las parrilladas. No os preocupéis al coger sus flores, ya que ésta ortiga no pica.

Flores naranjas:

Capuchina, florece desde abril hasta octubre y sus colores van desde el amarillo hasta el naranja y el rojo. Las flores son de un sabor picante similar al berro o también me recuerda al rabanito. Sus flores en ensalada son útiles para estómagos doloridos por ventosidades. Flor del calabacín, de color naranja-amarillento, quizás de las flores más exquisitas que he probado. Se rebozan con harina y huevo y se fríen. Excelente primer plato o entrante cargado de vitalidad.

Flores para cocinar:

Las flores, las hojas, los tallos y las raíces de la mayoría de plantas de nuestro entorno, han sido y son utilizadas en los fogones de nuestras casas. Os animo a que sin abusar, respetando la cantidad recogida, y siempre con el máximo respeto por el resto de la planta y del entorno, os animéis a decorar, probar y experimentar con las flores y con sus diferentes sabores y texturas.

De postre:

Os deseo un verano lleno de color, de expansión, de risas, y florido, muy florido. Que toda la energía recogida durante el invierno y acumulada aún en los meses primaverales, se desborde por los cuatro costados, que no se desaproveche la ocasión y que para cuando llegue el otoño, que será el próximo número de ésta, vuestra revista vida natural, volváis la vista hacia atrás y recordéis con una sonrisa todo lo vivido, lo gastado y lo aprovechado. Feliz verano!!!

Escrito por Gaizka

Hoy en día sigo formándome y dando formación en el mismo centro, rodeado de gente maravillosa, con una pareja en crecimiento mutuo, dando gracias por TODO lo vivido y por todo lo que aún queda por vivir, con ganas de contagiar este entusiasmo, de seguir sorprendiéndome, de aprender de la naturaleza, de conocerme mejor cada día, de compartir lo aprendido, de ayudar a las personas y disfrutar de la vida en toda su plenitud porque la vida, siempre merece la pena.

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