La observación
Observando la naturaleza y más concretamente las plantas, aprenderíamos que la cooperación con otros seres puede ser vital. Como es el caso de las acacias, que prestan su tronco como casa para las hormigas y éstas a cambio la protegen atacando a mordiscos a depredadores herbívoros. Si algúna especie vegetal osa crecer cerca, también será devorada…
El oportunismo
Otro caso llamativo es el de las “Lamium”. Sin ser ni siquiera de la familia de las “Urticas” (las ortigas que sí pican), se caracterizan por ser unas grandes oportunistas. Aprovechan su parecido a las ortigas urticantes para no ser comidas. Se desarrollan entre las verdaderas ortigas a modo de camuflaje.
La eficacia
Los árboles y las plantas silvestres nunca se desgastan inútilmente, saben que su energía es la que es, por eso la administran sabiamente. Lo mismo ocurre con su sistema de adaptación que es increíblemente eficaz, así, una de las mayores lecciones que nos ofrece la naturaleza es su capacidad de adaptación. El reino vegetal puede adaptarse a cualquier medio, altitud, estación, material o temperatura
El respeto
La naturaleza nos ha ayudado como habitantes de este planeta aportándonos las herramientas que necesitábamos, para darnos calor, para alimentarnos, para protegernos o para curarnos. Nadie hubiera llegado hasta aquí, incluyéndote a ti que estas leyendo esto, de no haber sido por la madre naturaleza. Por eso en todas las culturas se la honra, se la venera y se la respeta.
Los beneficios
Puedes aprovecharte de los beneficios que un paseo por la naturaleza te aporta: Baja el ritmo y la intensidad del sistema nervioso. Relaja el mental, fijándote en las plantas, flores o árboles estás más en el presente. Respiración más profunda llegando a suspirar si te lo pide el cuerpo. Beneficiarte de los poderes de las plantas y árboles sin que hagas nada más que pararte o sentarte un rato junto a ellas. Mejorar la circulación sanguínea pisando la tierra con los pies desnudos. Recargando y limpiando tus células a través de la oxigenación. Elevando la vibración del cuerpo aumentando la inspiración y las ideas frescas y renovadas. Relativizando los problemas del día a día. Aumentando la vitalidad y el ánimo. Recreando los sentidos con los sonidos, colores, olores, y muchos beneficios más.
La propuesta:
Te propongo una salida por el campo solo o sola, para estar contigo y con la naturaleza, en comunicación. Sintiendo el suelo de tierra, tocando suavemente las hojas de alguna planta. Observando fijamente alguna flor, sus formas, sus colores, abriendo los orificios nasales para inhalar profundamente y exhalar hasta vaciarte tres veces. Descubriendo la gran vida que hay alrededor de ti mientras descansas un rato, sin prisa. Después, cuando vuelvas a casa, sentirás que algo ha cambiado, la persona que vuelve no es la misma que la que se fue, y es que mucho de lo que llevaste al dar ese paseo se quedó allí. Mucho peso emocional y ruido mental se disipó en la naturaleza, mucha carga eléctrica sobrante se descargó a través de los pies hacia la tierra. La verdad, es que nos da mucho más de lo que le damos a ella sin pedirnos nada a cambio.
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